Thursday, November 16, 2006

Asamblea Constituyente: El último round

"No hay mal que dure cien años, ni plazo que no se cumpla", dice un conocido refrán el cual, con un ligero cambio de la palabra "años" por "días", podríamos aplicarlo a una situación crucial que en este momento vive Bolivia: el destino de la Asamblea Constituyente.

Así, diremos: "No hay empantanamiento que dure cien días, ni plazo que no se cumpla." La Asamblea Constituyente, casualmente, cumple ahora cien días.

El empantamiento dentro cualquier asamblea, sea ella parlamentaria o constituyente, puede prolongarse excesivamente en el tiempo, puede arrastrarse por semanas y semanas, incluso por meses y meses, pero aún no se sabe de alguno que haya podido mantenerse indefinidamente sin resolverse en algún momento, así sea con la disolución del órgano empantanado.

Desde su iniciación el pasado 6 de agosto, cuando sus miembros pudieron elegir una mesa directiva por consenso, la Asamblea Constituyente se mantiene empantanada en un tema de fondo: el sistema de votación que se aplicará para aprobar el texto de la nueva Constitución Política del Estado.

En ese tema se entrampó la Asamblea desde el principio. Sin embargo, para proyectar ante el pueblo una imagen de trabajo los constituyentes, sin distinción de colores, decidieron dejarlo para el final e ir aprobando por consenso los temas “no conflictivos” del Reglamento de Debates. Esa tarea ya concluyó con luz verde a un centenar de artículos, quedando ahora pendiente el artículo 71 que es superlativamente conflictivo.

El oficialismo masista, que tiene 139 asambleistas propios, se mantiene firme en su posición de que tal artículo 71 consagre la mayoría absoluta (50% más uno), vale decir 126 votos; esto le permitiría imponer autoritariamente por "rodillo" su propio proyecto dejando al resto de los constituyentes en calidad de "invitados de piedra".

Las otras bancadas de partidos opositores y agrupaciones ciudadanas independientes que en total suman 111 asambleistas plantean, con igual firmeza, que esa aprobación se haga por dos tercios o sea 168 votos, por considerar que sólo con este mecanismo se garantizaría un consenso democrático en torno al nuevo texto constitucional.

Con esas dos posiciones irreductibles, más la instrucción presidencial de que este jueves la bancada masista en la Asamblea Constituyente imponga "sí o sí" la mayoría absoluta como mecanismo para aprobar las nuevas normas constitucionales, la posibilidad de concertación se ha esfumado definitivamente.

Utilizando un lenguaje boxístico, que nos parece el más apropiado para esta situación, podríamos decir que en el ring de la Asamblea Constituyente se desarrolla hoy el último round de un encarnizado combate cuyo resultado, según las previsiones, será una derrota de la oposición por Knock Out (K.O).

Previendo este final y siendo derecho humano irrenunciable el "derecho al pataleo", los siete constituyentes de Unidad Nacional (UN), incluido su jefe Samuel Doria Medina, han iniciado una huelga de hambre en las instalaciones del Teatro “Mariscal Sucre”, sede de la Asamblea Constituyente. " Hemos llegado a esta medida extrema porque consideramos que la democracia está en peligro, la unidad del país está en riesgo y todos los derechos estarán en riesgo de ser violados", afirmó Doria.

La bancada de PODEMOS no se sumó a la huelga de hambre, pero anunció una serie de acciones legales en defensa de la democracia y de los dos tercios. "Se descuartizaría a la democracia si el MAS aprueba su modalidad de votación" dijo su vocero.

Las bancadas del MNR y otras minoritarias se declararon en “emergencia y vigilia”, sin descartar sumarse al ayuno de UN.

Así están en las cosas en la Asamblea Constituyente la cual en próximas horas, al concluir el último round, podría perder su apellido “Constituyente”para convertirse en Asamblea Masista.

MINUCIO

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