Wednesday, November 29, 2006

De chanchullos, votos y ayunos

Cuando en una asamblea conformada por corrientes políticas diversas la bancada mayoritaria descarta la vía del consenso y opta por el avasallamiento sobre las minorías, automáticamente se quebranta la coexistencia democrática y comienza el imperio del autoritarismo.

Eso acontece actualmente en la Asamblea Constituyente, donde la bancada mayoritaria del MAS decidió excluir de un plumazo, o mejor dicho de un “masazo” a las bancadas minoritarias en el proceso de elaboración de la nueva Constitución Política del Estado.

Ahora, lo que está funcionando en Sucre más parece una asamblea sectaria del Movimiento al Socialismo cuya consigna es aprobar unilateralmente un proyecto de Constitución prefabricado de cabo a rabo por el Poder Ejecutivo.

La táctica masista para desembocar a esa situación se inició hace dos semanas durante la sesión ordinaria en que debía debatirse el art. 71 del Reglamento General cuyo tratamiento había sido aplazado “para el final” por acuerdo de bancadas debido a su conflictividad. En ese artículo tenía que definirse el quorum calificado para aprobar mediante votación el texto de la nueva Constitución. Las opciones eran dos: mayoría absoluta (50% + 1) sustentada por el MAS y dos tercios que planteaban las bancadas no masistas.

Se esperaba un debate amplio con miras a lograr consenso, por tratarse de un tema crucial, pero la bancada oficialista cerró toda posibilidad de diálogo y anunció su determinación de imponer su propuesta por mayoría absoluta. Esto motivó reacción unánime de las bancadas minoritarias que ese viernes abandonaron la sesión en señal de protesta. Tras un cuarto intermedio, en cuyo transcurso nada cambió, la sesión fue reinstalada con sólo la bancada oficialista que hace quorum por si sóla. Así, la directiva sometió a votación el texto masista del art. 71 que, obviamente, fue aprobado.

Esa votación tuvo el efecto de gota que colma el vaso. Los constituyentes de Unidad Nacional (UN) se declararon en huelga de hambre en el mismo recinto de la Asamblea. Otros no llegaron al ayuno pero proclamaron su desacuerdo anunciando “otras medidas” en procura de una reconsideración del art. 71.

SALE A LUZ EL CHANCHULLO

Cuatro días después, Samuel Doria Medina, jefe de UN que encabezaba el piquete de huelga de hambre de su bancada, sorprendió al país denunciando que hubo chanchullo en la votación masista cuando se aprobó el art. 71 por votación electrónica.

La denuncia fue reforzada mediante la difusión por TV de un video en el cual se observa nítidamente a dos constituyentes masistas apretando botones de votación en tableros electrónicos de curules vacíos contiguos a los suyos. Como prueba adicional se demostró que esos constituyentes masistas suplantados por *fantasmas* al momento de la votación, habían viajado por avión a Santa Cruz una hora antes de que se reinstale la sesión.

Ante esta irregularidad probada y comprobada UN anunció que pediría la nulidad de esa votación fraudulenta y nuevo tratamiento del art. 71. Esta propuesta cayó en saco roto.

El MAS no sólo convalidó el chanchullo sino que al reanudarse las sesiones el lunes pasado, tras la “semana regional”, siguió aprobando en solitario y con su mitad más uno siete artículos del Reglamento que aún estaban pendientes.

Ahora el camino está allanado para que el oficialismo apruebe un nuevo texto de Constitución a su gusto y sabor, con su propia mayoría absoluta. Los constituyentes opositores quedarán reducidos a “invitados de piedra” si es que vuelven a las sesiones.

En este momento las constituyentes mujeres de PODEMOS y otras de UN realizan ayuno en el Teatro Mariscal de Ayacucho, recinto oficial de la Asamblea. Para restar protagonismo a esta acción la directiva de la Asamblea resolvió dejarles el teatro entero para su ayuno y trasladar la sede de la Asamblea Constituyente al Colegio Junín donde actualmente se desarrollan las sesiones ordinarias.

Todo un embrollo en el cual danzan chanchullos, votos y ayunos.

MINUCIO

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