Thursday, January 20, 2011

Hugo Chávez y el poder

Una reciente declaración del presidente Hugo Chávez activó mi "tercer ojo" para echar una mirada hacia el paradisíaco jardín del poder al cual sueñan llegar todos los polìticos del mundo y del cual, cuando han llegado, no quieren salir jamás.

En su informe anual ante la Asamblea venezolana, la semana pasada, los oyentes quedaron primero boquiabiertos y después sonrientes, cuando Chávez habló de dejar la presidencia e incluso de la sucesión que él vería con agrado en tal caso. "Yo he dicho, cuando me vaya de aquí dentro de por lo menos dos o tres períodos, si Dios quiere, espero entregarle la presidencia a una mujer venezolana, es lo que yo quisiera."

Abrieron las bocas al oir "cuando me vaya de aqui..." y mostraron sonrisas de oreja a oreja ante el complemento de esas palabras: "dentro de por lo menos dos o tres períodos, si Dios quiere..." Qué alivio. Era sólo una broma presidencial.

El período presidencial en Venezuela es de seis años. Dos o tres períodos significan 12 y 18 años "por lo menos* que se sumarían a los quince años que Chávez ya tendrá acumulados cuando concluya su actual tercer período (2007-2013). Así, la imaginaria sucesora tendría que esperar pacientemente hasta el año 2031, cuando "si Dios quiere" Chávez le impondría la banda presidencial.

Quienes mirán sólo con su ojo izquierdo dirán que Chávez es un demócrata de pura cepa, dispuesto a sacrificarse por su país soportando la pesada carga de la presidencia; un gobernante respetuoso de la alternabilidad en el ejercicio del poder cuando no vacila en proclamar que se retirará algún día; un polìtico respetuoso de la equidad de género cuando expresa su deseo de que una mujer le suceda y, finalmente, un devoto creyente que al exclamar "si Dios quiere" en sus discursos supedita su continuidad en el poder a la voluntad divina.

Quienes observan con su ojo derecho dirán que Chávez es un dictador, destructor de la democracia representativa y de las libertades en su país, máximo exponente del prorroguismo presidencial en América Latima, que es machista porque se mofa de la mujer cuando dice que le agradaría una sucesora después de dos décadas o más cuando él culmine su sexto período "por lo menos". Por último que no es creyente sino ateo, y que no cree en Dios sino que él se cree un Dios.

Mi tercer ojo ve en ese discurso sólo una broma, algo pesada pero broma al fin, del presidente venezolano.

MINUCIO

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