Monday, October 16, 2006

Huanuni: Muertos en paz, vivos en discordia

Sólo han transcurrido dos semanas desde el trágico jueves 5 de octubre cuando la población minera de Huanuni fue convertida en un infierno por el enfrentamiento entre cooperativistas mineros y trabajadores mineros asalariados. La manzana de la discordia es el cerro Posokoni que contiene la mayor reserva de estaño de Bolivia calculada en 950 mil toneladas.

Dos días de "guerra" a dinamitazos y bala dejaron un saldo de 16 muertos, ochenta heridos y gran destrucción en el pueblo y en las instalaciones de la empresa minera Huanuni. Hoy los muertos están enterrados y descansan en paz.

Esos muertos, en verdad, son los únicos a quienes llegó la paz -así sea la paz del sepulcro- porque entre sus compañeros vivos: los cooperativistas mineros por un lado y los mineros asalariados, por otro, siguen soplando vientos de guerra que el gobierno trata de aplacar con propuestas de solución que no satisfacen ni a los unos ni a los otros.

Parecería que está por repetirse la historia de los últimos ocho meses que desembocó en violencia y muerte, sólo que esta vez con una inversión del lugar que ocupaban sus actores principales. En efecto, si ayer teníamos a los cooperativistas mineros aliados a Evo Morales, con uno de sus dirigentes a cargo del Ministerio de Minería, hoy los tenemos fuera del gabinete y en franca oposición al gobierno.

Con el vuelco de tortilla, a raíz de los hechos de Huanuni, el ministro cooperativista fue sustituido por otro cuyas inclinaciones son claras hacia los mineros asalariados. Ahora, los cooperativistas no reconocen autoridad al nuevo ministro, por considerarlo parcializado, lo mismo que sucedió antes con los asalariados que se resisitían a negociar con el ministro cooperativista a quien veían como juez y parte.

Esto que parece un trabalenguas es la pura verdad. Hubo cambio de ministro, pero el problema subsiste porque ese reemplazo no ha superado la desconfianza de una de las partes hacia la autoridad del sector dentro del gobierno; más aún, quizás ese recelo es mayor ahora porque los cooperativistas saben cuánta ventaja da el ejercicio parcializado del poder.

Al margen de esas desconfianzas, los hechos de Huanuni parecen haber convencido al gobierno de que los conflictos sociales en el sector minero emergen de una crisis estructural que no se resolverá con parches ni paliativos, sino con una nueva política minera clara y definida que teniendo como eje a la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) permita atraer inversión extranjera para prospección y explotación moderna con tecnologías de punta; que deje definitivamente atrás la depredación de yacimientos al estilo cooperativista, y que garantice bienestar y seguridad social para los trabajadores mineros.

El primer paso en este sentido fue dado por el Gobierno hace tres días mediante una propuesta a la Federación Nacional de Cooperativas Mineras (FENCOMIN) para que los 4.500 cooperativistas que actualmente explotan estaño en el cerro de Posokoni se conviertan en mineros asalariados de la Empresa Minera Huanuni administrada por la COMIBOL.

Como era previsible, esta propuesta fue rechazada de plano por los cooperativistas que la calificaron de "burla". Sin embargo, las puertas del diálogo quedaron abiertas. FENCOMIN espera que el gobierno "se rectifique" y que proponga una solución integral en lo técnico, económico, social y administrativo, aceptable para los dos bandos y que no signifique fusión de unos con otros.

Ese diálogo comenzó hoy entre FENCOMIN y el gobierno representado por un equipo de cinco ministros que, aunque parezca increible, no incluye al de Minería, porque los cooperativistas no lo aceptan. Los mineros asalariados se automarginaron del dialogo porque condicionan su presencia a la militarización de Huanuni, medida que el gobierno descarta de plano por considerar que multiplicar tropas no contribuiría a resolver el problema.

Es poco probable que un diálogo en condiciones tan adversas pueda tener buen final y desembocar en soluciones de consenso. Sin embargo, cabe esperar que el recuerdo de sus compañeros muertos y heridos, sumado al clamor de paz que elevan las viudas y los huérfanos en Huanuni, conmueva a los mineros en discordia -cooperativistas y asalariados- e inyecte cordura en sus dirigentes para que en diálogo tripartito con el gobierno depongan intransigencias y busquen entendimientos.

MINUCIO

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