MARIO D. RÍOS GASTELÚ
Oscar Moraes Landívar es una personalidad en la ciencia boliviana, cuyo prestigio descansa en la profesión de médico especializado en Neurocirugía. No obstante de entregar sus horas al ser humano visto desde la fría realidad de su existencia, la sensibilidad y afición literaria le permitió al médico, editar su cuarto poemario: Fatum ( destino) en el cual su esencia portuguesa lo lleva a tomar una significativa palabra lusitana, evocativa de momentos impregnados de tristeza, porque ella sintetiza el sentimiento volcado a la añoranza de sus hermanas Dalia, Martha Olivia y María Elena, a quienes dedica versos empapados de nostalgia.
Pero así como el amor fraternal encierra en el recuerdo las imágenes de seres queridos, otros versos se pintan con la esencia de la universalidad de la inspiración, aunque el poemario lleve como primera intención, recordar un pasado en el cual lo íntimo, lo familiar, toma formas indelebles para perpetuar en el canto el amor que no se diluye:
Del raigambre de robles y corteza de alcormos,
Con la brisa versátil y el rumor del río que se hace mar,
Con la caricia de remembranzas y el sentir de nostalgias/
Nació la canción del destino, del hado y de la fatalidad.
Con esta obra, la poesía vuelve a tomar un sitial de preferencia en la producción nacional de creaciones literarias, dejando de lado la equivocada impresión que tienen muchos lectores acerca de éste género, en el sentido de calificarlo de arcaico o intrascendente, lo que es peor. Sin embargo, para quienes tienen el buen gusto de seguir a los grandes poetas universales, como también a los vates nacionales de inspirada pluma, la poesía sigue siendo la esencia del pensamiento humano y la única posibilidad de comprender todo entorno, toda creación artística.
En este cuarto poemario, las imágenes son claramente distintas a los poemarios anteriormente propuestos, porque el poeta que asoma en Fatum, no deja de lado la metáfora ni pasa por alto el esplendor de la naturaleza. Así, guiado por la sutileza de su espíritu, el bardo escribe:
Contesta, espíritu que aclaras los amaneceres,
ayer, hoy y siempre, en la rueda del destino,
estás adornando de ciruelos en flor
nuestro inquieto caminar?
-- son los lirios de los balcones
mecidos por la brisa.
El poeta/médico, concibe versos que encierran la esencia científica llevada de la mano de la poesía, lo que da paso a un contenido de agradable lectura en la que se alterna la elegancia de las palabras de terminología cotidiana del galeno y las que son propias de un poeta inspirado:
Transcurrieron las horas lentamente enlazadas
con el aroma de la noche que ya se iba,
las imágenes soñadas deshacían sus filantes redes
liberando la atmósfera de su diluyente melancolía.
El tono muscular,
empujado por niveles subsidiarios del subconsciente,
bostezaba, estimulando y acariciando los sarcolemas
en busca de fuerza y de coordinación.
La nueva producción de Moraes, con sus cuarenta poemas, nos lleva por un recorrido de sensaciones que van describiendo situaciones llenas de tierna evocación, en algunos casos, o de lo que es inevitable en la existencia humana: el tiempo, la muerte, la vida, en una sucesión de hechos que permiten al lector, ingresar en confines desconocidos a los que se puede llegar gracias al encantamiento de las palabras que fluyen formando conceptos en armoniosa construcción literaria.
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