La persecución a los cristianos no es cosa nueva. Su inventor fue el emperador romano Nerón hace casi dos mil años cuando en su afán de borrar del mapa a los cristianos y con ellos a su religión no vaciló en utilizar los métodos más crueles, desde las crucifixiones, los descuartizamientos y otros martirios, hasta arrojarlos indefensos en la arena del circo para que sean devorados por leones, tigres y otras fieras hambrientas.
Pese a su empeño y dedicación obsesiva a esa tarea durante los 24 años de su reinado (54 al 68) Nerón murió de mala manera, no sólo sin lograr su propósito sino atónito por la gran multiplicación de cristianos que se produjo en el imperio romano a pesar de la zañuda persecución neroniana.
Desde entonces al presente, a lo largo de 19 siglos, hubo en el mundo muchas persecuciones a cristianos e intentos de asfixiar al cristianismo, aunque sin participación de leones ni tigres, pero no por falta de voluntad para utilizarlos, tal cual lo hizo Nerón, sino porque en otros países -como Bolivia- no existen esas fieras y porque resultaría muy costoso importarlas desde Africa.
A falta de fieras, para acosar cristianos y religiones son también son buenos algunos grupos de militantes masistas dizque indígenas, aunque muchos no parezcan serlo. Eso se observó en el último congreso de la educación realizado en Sucre la semana pasada, dirigido por el ministro de educación Felix Patzi quien desenmascaró ostentosamente su vocación de emperador romano odiador de cristianos.
Parecía que el fantasma de Nerón flotaba a sus anchas sobre ese congreso y que a momentos se posesionaba en el cuerpo del ministro especialmente cuando éste, en furibundos discursos, se desgañitaba contra los cristianos en general, sean católicos o evangélicos, augurando su extinción pero no por acción de fieras en la arena de un circo sino por la eliminación de la enseñanza religiosa en la educación boliviana.
La posición de la Iglesia Católica fue expresada por el arzobispo de La Paz, Mons. Edmundo Abastoflor quien, en su homilía durante un Te Deum en la Catedral de La Paz donde estaba presente Evo Morales, dijo: “Es una locura pensar que no existe Dios o que podemos prescindir de él. Sería una tontería no dejarnos guiar por él. Por mucho que seamos lo más importante de esta tierra, hay alguien que lo es más que nosotros.” Por otro lado el obispo auxiliar de Santa Cruz sostuvo que “algunos viven con una especie de alergia a la religión y a la iglesia y se la presenta como un peligro para el futuro de la patria, cuando se quiere quitar no solamente la religión sino a Dios de la enseñanza.”
Un vocero de la iglesia evangélica el pastor Bohórquez, a su vez, dijo que “el incluir la cosmovisión andina para que los pensamientos de los pueblos originarios se vuelvan la fe, es una señal que quieren destronar a como dé lugar primero a la iglesia católica y, luego, al resto de las religiones, y eso nos incluye a nosotros. Los evangélicos no le caemos simpáticos al gobierno. Es importante para ellos hacer que nosotros desaparezcamos del mapa. Es un peligro de aquí en adelante.”
Desde el ángulo gubernamental el ministro Patzi confirmó esos temores y sacó a relucir su fobia antirreligiosa afirmando que “Evo Morales está conciente de las implicaciones de la educación laica, indigenista y descolonizadora. Este concepto de respeto a las religiones y también respeto a las creencias cósmicas lo sabe el presidente. Y sabe de las corrientes indigenistas dentro del movimiento social son contrarias a cualquier tipo de iglesia porque las consideran una imposición colonial.”
El documento aprobado por congreso indigenista de educación en Sucre es un proyecto de ley. Para tener vigencia deberá ser elevado a rango de ley por el Poder Legislativo. Se espera que este miércoles, después de recibir un informe del ministro de Educación el presidente Evo Morales dirá su palabra en torno al tema. Veremos.
Todo indica que el fantasma de Nerón seguirá haciendo de las suyas inspirando al ministro Patzi en su guerra para aniquilar a las religiones cristianas en Bolivia.
MINUCIO
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