El empeño del gobierno en forzar un Congreso de la Educación bajo la consigna de aprobar a como dé lugar un proyecto de nueva Ley de la Educación que transforme radicalmente el sistema vigente ha suscitado observaciones de fondo por parte de actores principales en ese campo, como son la Confederación de Maestros Urbanos de Bolivia, el sistema universitario público, las iglesias católica y evangélicas, además de los municipios y otros sectores vinculados a la enseñanza..
Pese a ello, el ministro de Educación Félix Patzi -fanático indigenista- afirma que el nuevo proyecto será aprobado sí o sí por el congreso educativo aún sin la participación de los sectores antes mencionados. Lo importante para esa autoridad es que el documento tenga el respaldo de los sectores sociales campesinos, magisterio rural y otros grupos originarios que coparon el Presidium del congreso y cuya afinidad con el MAS y el gobierno es conocida.
Al comentar esta anomalía un maestro urbano decía que la ilegitimidad de este congreso es tan obvia como lo sería un congreso de médicos dominado por ingenieros o como un congreso de abogados controlado por músicos.
Los maestros urbanos denunciaron que el congreso no responde a los intereses de la educación y dijeron que el documento propuesto por el gobierno es “gemelo” de la Reforma Educativa que supuestamente se trata de eliminar. Al respecto el ministro niega que haya ingerencia oficialista y atribuye las críticas a posiciones políticas del trotzkismo que domina en la cúpula sindical del magisterio urbano. Dice el ministro que las basesdel magisterio no están de acuerdo con sus dirigentes.
Las universidades no aceptan el control social que el proyecto pretende imponer sobre esas casa de estudio. Afirman que tal reforma atentaría contra la autonomía universitaria que consideran su mayor conquista lograda hace más de 70 años y vigente desde entonces. El ministro por su parte sostiene que ese temor es infundado, que no hay ninguna intención de anular la autonomía y que sólo se busca avanzar hacia una desconcentración de las universidades para dar impulso a la formación de técnicos medios y superiores.
Las iglesias –católica y evangélicas- rechazan los propósitos de eliminar la educación privada religiosa y excluir la materia de religión. Consideran que eso atenta contra la libertad de culto. Al respecto el ministro de la Presidencia aclaró que la posición del Poder Ejecutivo es configurar un estado laico en que se garantizará a todas las religiones por igual, respetando el derecho de las personas a optar por cualquier religión de acuerdo a su conciencia.
En el congreso de la educación están acreditadas 38 organizaciones de las cuales sólo 14 están vinculadas directamente a la enseñanza. Maestros disconformes con esa composición afirmaron que “la mayoría de las instituciones y organizaciones representadas en el congreso son de carácter social, afines al MAS y parte del llamado estado mayor del pueblo ligado a al oficialismo. Nunca los maestros dirigieron un congreso campesino o indígena. Tendría que dejarse de lado la idea de que los campesinos dirijan los destinos de la educación.”
Lo cierto es que en este momento la educación boliviana está en la cuerda floja porque la imposición de un modelo de educación dominado totalmente por el Estado al estilo de Cuba es parte del plan gubernamental. Y esto no es sólo un decir. El embajador cubano en Bolivia, criticando observaciones de las iglesias en defensa de la enseñanza afirmó hace dos días que “En Cuba la enseñanza en mucho más científica que la que imparten en Bolivia los colegios religiosos privados.”
Ya veremos como termina el congreso de la educación.
MINUCIO
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