Wednesday, January 11, 2006

LOS CAMBIOS QUE ESPERA BOLIVIA

ARMANDO MARIACA V.

Todo nuevo gobierno ha sido, a lo largo de nuestra historia, causa de expectativas, ansias y esperanzas de cambios; pero, siempre hubo realidades que se impusieron: primera, que los que subieron olvidaron sus promesas; segunda porque la mayoría de los pedidos eran imposibles de cumplir, y, tercera, porque la realidad del país nunca permitió que las exigencias excesivas puedan llevarse a cabo o porque, simplemente, no fueron posibles los “milagros” esperados. Ahora, luego del contundente triunfo en elecciones del señor Evo Morales Ayma, se han replanteado muchos pedidos y, conforme pasen los días hasta el momento de su juramento como Presidente Constitucional de la República, seguramente que menudearán los pedidos, las exigencias, los recordatorios de viejas promesas o simples enunciados; no faltarán, por supuesto, las posiciones “hasta las últimas consecuencias”, o las amenazas con bloqueos y otros hechos extremos a los que, desgraciadamente, está acostumbrada una parte de nuestras organizaciones gremiales, sindicales, etc.

El Presidente Morales, su Vicepresidente y el entorno que lo colabore estrechamente, se encontrarán con realidades de las que tienen que tomar conciencia; en otras palabras, harán conciencia de que no es posible hacer milagros para complacer a todos; que es imposible llevar adelante, en cuestión de días, semanas, meses o pocos años, remedios para males congénitos que vive el país. Desde esa óptica realista, también se convencerán de la urgencia del diálogo, de la concertación, del entendimiento entre partes y, sobre todo, de lo importante que será la vigencia de la fuerza del Derecho – Constitución y leyes –, sin cuyo manejo ecuánime, enérgico y responsable, será difícil derrotar al derecho de la fuerza – extremismos, imposiciones, ultimatums, bloqueos, huelgas, marchas, manifestaciones y otros actos reñidos con las leyes y la urgencia de vivir en armonía –.

El país espera cambios a corto, mediano y largo plazo; pero, cambios que signifiquen mejorar la vida de todos los bolivianos, cambios que ayuden a entender realidades, cambios de conducta para desterrar viejos moldes, mañas y sistemas de corrupción; Bolivia espera cambios que impliquen dedicación, disciplina, esfuerzo, honestidad y responsabilidad para el trabajo; espera cambios para que las instituciones marchen por los senderos que señalan la CPE y las leyes; cambios que den lugar a que los partidos políticos – empezando por sus cúpulas – entiendan cuán equivocados estuvieron en el pasado y cuánto tiempo han perdido, sea en el gobierno o en el llano, y nada hicieron por cambiar la situación de pobreza que llega hasta la indigencia, las posiciones de crisis permanente, las conductas plenas de politiquería, corrupción, demagogia, mezquindad, egoismo que ha determinado la desaparición de algunas “roscas” para que surjan otras “roscas” con diferentes nombres como “revolución nacional”, “gobierno de reconstrucción”, “políticas de orden y paz”, “políticas reivindicatorias”, etc., etc. que han menudeado a lo largo de los años sirviéndose del país y olvidando que lo importante es servirlo.

Esos y otros cambios vendrán con el tiempo, lenta pero seguramente; no corresponde, pues, esperar milagros “de la noche a la mañana”. Muchos son los cambios ambicionados, especialmente en los Poderes del Estado, empezando del Legislativo que, de cámaras de senadores y diputados irresponsables, insensibles, inconsecuentes con el pueblo, derrochadores del presupuesto y nada acordes con las urgencias nacionales, sea ahora un Parlamento que efectivamente sirva al país y al pueblo, que trabaje y actúe en consonancia con las urgencias nacionales. Tendrá que haber cambios en la dureza de la economía pero viendo realidades del país y el entorno regional y mundial en que se desenvuelve. Se irá a las autonomías para evitar lo secante del centralismo; pero, con responsabilidad y preservando la unidad. Cambios tendrán que producirse en el campo de dar confianza a las inversiones con miras a crear riquezas para que generen empleos. Cambios institucionales en las FF.AA. , en la Policía y otras entidades donde deberá actuar la conciencia de país y la vocación de servicio; en fin, deberán cambiarse muchas costumbres, complejos y vocaciones delincuenciales que dan lugar a la corrupción en sus diferentes formas como el contrabando, el nomeimportismo, la desidia, la mezquindad, la indiferencia con el dolor de los demás. Habrá cambios para encarar, conjuntamente gobierno y pueblo, muchos males que nos afectan desde los mismos días de fundación de la República; pero, partiendo del principio de que todos los hijos de esta Patria, Bolivia, merecemos los cambios y hacer conciencia de ellos con miras a mejorar la situación de los más pobres, de los más abandonados, de los que sufren miseria, de los que no tienen educación ni salud ni vivienda.

El propio gobierno tendrá que consubstanciarse con la misma realidad que vive el país pero sin sofismas ni espejismos ni demagogia ni fantasías que luego, muy luego, sólo agraven los males vividos. El gobierno muestra intenciones de empezar bien, de actuar digna y correctamente, de mantener y desarrollar conductas de amor, solidaridad, convivencia y concordia entre todos los bolivianos; Dios, en su infinita bondad, lo ayude y le dé fortaleza para cumplir lo bien propuesto.