Hace un año ni la mente más afiebrada hubiera imaginado que algún día Evo Morales podría pedir a los cocaleros del trópico de Cochabamba que no siembren más coca. Eso era inconcebible porque durante su vida sindical como máximo dirigente del sector (casi dos décadas) luchó a brazo partido por la expansión de cultivos de coca y contra los programas de gubernamentales de erradicación forzosa de las plantaciones excedentarias e ilegales de esa hoja.
Conviene recordar que en su doble condición de dirigente cocalero y líder del naciente Movimiento al Socialismo (MAS) Evo se enfrentó a los gobiernos de Hugo Banzer Suárez (1998-2001), Jorge “Tuto” Quiroga (2001-2002) y Gonzalo Sánchez de Lozada (2002-2003) demandando infructuosamente que se legalice el cultivo de un “cato” de coca (1.600m2) por familia en las seis federaciones cocaleras bajo su mando. La negativa de esos presidentes fue tajante.
Las cosas cambiaron a partir de octubre de 2003 cuando tras la caída de Sánchez de Lozada, asumió la presidencia Carlos D. Mesa por sucesión constitucional. Huérfano de apoyo político en el Congreso y amenazado por la ingobernabilidad, Mesa vio su tabla de salvación en una aproximación a Evo Morales y al MAS, pensando que con el respaldo de ese partido cocalero y de los movimientos sociales podría neutralizar a la fuerte oposición congresal a su gestión.
Fue entonces que Evo consiguió del gobierno de Carlos Mesa no sólo un “cato” de coca POR FAMILIA sino un “cato” de coca POR AFILIADO a las seis federaciones cocaleras del trópico de Cochabamba. Esto significaba luz verde a la multiplicación ilimitada de los sembradíos de coca excedentaria en esa zona, los cuales eran considerados ilícitos y susceptibles de erradicación forzosa. Nunca se supo por qué cuando Evo le pidió una mano Carlos Mesa le entregó las dos, más sus codos y brazos. Si esperaba un apoyo político firme y duradero Mesa se equivocó. Poco después Evo y el MAS le dieron la espalda y lo abandonaron a su suerte.
Ahora, como Presidente de la República, en el acto inaugural del VIII Congreso de las Seis Federaciones Cocaleras del Trópico de Cochabamba, a tiempo de presentar su renuncia a la presidencia de esa organización sindical, Evo les recordó a los cocaleros esa gran conquista del “cato por afiliado” pero les instó a pasar voluntariamente al “cato por familia” para evitar la plantación excesiva de coca en el Chapare. “De verdad había sido muy delicado este tema” dijo y advirtió que si no respetan el “cato de coca por familia” existen posibilidades de que los cocaleros pierdan este beneficio.
En referencia a denuncias de que en enero los cultivos de coca invadieron el Parque Nacional Carrasco, Morales pidió a los cocaleros no aprovecharse del “cato” para sembrar coca en esa área protegida. También criticó a “algunas familias que están dividiendo sus “chacos” (terrenos) para que en una mitad el esposo tenga un “cato” y en la otra mitad su mujer tenga otro “cato”. “Ahí sí nos estamos engañando” sentenció para luego sugerir que los sindicatos controlen estos excesos.
Evo advirtió que si le exigen el libre cultivo de coca van a perjudicarlo porque él ahora es gobierno. Otras de sus frases:
-Con el libre cultivo vamos a tener montañas de coca y eso va a rebajar su precio.
-Estados unidos no tiene otra alternativa que aceptar el cato de coca por familia si quiere evitarse problemas
-En el país tampoco se puede hablar de libre cultivo de coca porque nuestra mayor contribución a la lucha contra el narcotráfico es respetar el cato de coca por familia.
Este notable cambio de posición y enfoque respecto al “cato” de coca nos demuestra que nunca está dicha la última palabra y que en materia de discursos así como de cantares “OTRA COSA ES CON GUITARRA”.
MINUCIO
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