Saturday, February 25, 2006

Cultural: Obras inéditas de Pérez Alcalá

MARIO D. RÍOS GASTELÚ

Una muestra inédita de la obra del maestro Ricardo Pérez Alcalá, sintetiza su trayectoria en la especialidad de la acuarela, dando paso a una visión que nos acerca, tanto a la primigenia creación de su arte, como a los cuadros más significativos de su consolidado itinerario artístico.

La exposición calificada de inédita, o sea ignorada, invita a una singular apreciación de cada una de las obras hoy exhibidas. No es precisamente una retrospectiva al estilo de otras muestras evocativas, sino la referencia de trabajos que no fueron puestos al alcance del público. En tal sentido lo que se muestra en el salón de exposiciones “Cecilio Guzmán de Rojas”, es una serie testimonial de trabajos anteriores a lo que hoy conocemos como producción consagrada del artista potosino.

En uno de sus trabajos de adolescencia, se vislumbra la capacidad innata de quien llegaría a ser una figura de relieve al paso de los años. Se trata de la obra “Pérez Holguín” pintada por Pérez Alcalá a la edad de 13 años.

El empleo de las sombras, dando paso al claroscuro, deja apreciar la profundidad del pensamiento del artista, en un claro vaticinio de triunfante trayectoria, pues en el cuadro puede apreciarse cierta comunión entre el joven pintor y la imagen de aquel casi legendario artista clásico, reconocido en los anales de la plástica nacional.

Otros cuadros muestran, no sólo la habilidad en el tratamiento de los recursos técnicos de la pintura, sino la capacidad de llevar, con generosa impresión, las imágenes destinadas a conservar un pasado destinado a la evocación nostálgica, cuando el transcurso del tiempo nos muestra algo que en su momento tal vez no tuvo mayor trascendencia, pero que ahora es una referencia de un ayer cargado de recuerdos.

Como aquellas paredes con huellas de barro, están los desusados patios con ecos de risas infantiles escuchadas sólo en la evocación. También aquella alacena, con sus puertas abiertas y su paupérrimo contenido.

En una fuente plateada, una cabeza de cordero ya despojada de lana y de ojos, toma ciertas características arqueológicas o curiosidad de receta culinaria, en un logro pictórico de bondadosas proyecciones artísticas.

Otro cuadro (sólo en reproducción) conserva las características de la maestría en la concepción y la realización de la obra: “La última cena”. El pintor traza las figuras bíblicas dejando atrás lo tradicional, lo clásico, logrando, así, imágenes surgidas de las sombras, acentuando el velo de misterio que encierran las creencias religiosas, sólo despejado por la fe de los creyentes.

Son muchas las pinturas presentadas por Pérez Alcalá en un salón ya prestigiado, como es el “Cecilio Guzmán de Rojas” en la calle Colón donde los muros resultan insuficiente para el desborde de una muestra gigante

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