MARIO D.RÍOS GASTELÚ
Una sana curiosidad me llevó al Círculo de la Unión, extendida ya la cordial invitación de la prestigiosa institución paceña, a la primera muestra pictórica individual de la artista Michelle Nielsen Peinado, un nombre más que se suma a la legión de cultores de las artes plásticas.
La exposición tiene la armonía de proyectarse al realismo contemporáneo con matices sorprendentes, no adosados a paletas reiterativas, sino dirigidas a sorprender al público con la desnudez interior de la artista, lo que transparenta sinceridad en las ideas creativas de imágenes de íntimas vivencias, o ilusorias tal vez, sólo posibles en seres hipersensibles recluidos en retiros voluntarios del espíritu.
En la forma de crear su arte, revela un inusual pudor al cubrir con velos de tenue transparencia, aquellas figuras sugestivas cargadas de niebla psíquica delicadamente logradas en sus cuadros.
Surge así, una intimidad inusual, quizá fruto del aislamiento, no necesariamente físico, sino entrañablemente espiritual, dando origen a motivaciones de amor, expulsadas a través de su joven paleta. Allí están sus cuadros Sueño de amor, Soledad, Autorretrato, Daniela, para citar los más significativos, en los cuales las imágenes llegan al realismo buscado en una suerte de síntesis de sentimientos ahora difundidos y, por tanto, despojados de los arcanos de la privacidad.
Como síntesis de su personalidad, me encuentro con el nombre genérico de la exposición: Ella. Título sugestivo lanzado como pórtico de la muestra, en inocultable invitación a seguir detenidamente cada uno de sus trabajos.
La exposición recrea la curiosidad del visitante. Insinúa cambios y evolución que el tiempo podrá confirmar.
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