El ser presidente de un país tiene sus bemoles. Un gobernante, por su condición de primer mandatario está expuesto a todas las ocurrencias imaginables que pueden provenir de sus más cercanos parientes, de sus amigos, de sus enemigos, de sus partidarios y también de sus adversarios. Tales ocurrencias, obviamente, unas veces son lanzadas de buena fe y otras con muy mala leche.
Sin embargo, en materia de ocurrencias existe una gama amplísima que va desde la ocurrencia simple e inofensiva hasta la ocurrencia descomunal que puede provocar repercusiones nacionales e incluso internacionales. Esto último, precisamente aconteció la semana pasada a raíz de unas declaraciones que en el Día del Mar -23 de Marzo- hizo doña Esther Morales quien, además de ser hermana del presidente, funge circunstancialmente como Primera Dama de la Nación a falta de esposa, concubina, pareja o novia conocida de Evo Morales.
Para ilustrar a nuestros lectores de otros países diremos que en Bolivia el 23 de Marzo se conmemora el Día del Mar, recordando la gesta heroica de don Eduardo Abaroa quien, en la misma fecha del año 1879, junto a un puñado de civiles organizó la defensa de Calama y se enfrentó a las tropas chilenas en el Puente del Topáter, perdiendo prontamente la vida pero ganando la inmortalidad en calidad de Héroe Nacional. Enlazada a su memoria quedó también grabada en la Historia su frase postrera: “¿Rendirme yo?...que se rinda su abuela…¡carajo!”, lanzada como grito en el momento en que los invasores le intimaban rendición a cambio de su vida.
Volviendo al tema de las ocurrencias, cabe señalar que doña Esther Morales, en los dos meses transcurridos desde que Evo es presidente se ganó fama de mujer discreta, poco afecta a la figuración en ceremonias oficiales, mesurada en sus declaraciones frente a los medios de comunicación y devota practicante del sabio refrán que dice “a boca cerrada no entran moscas”.
Quizás por esta imagen bien ganada, fruto de su comportamiento como primera dama provisoria, sorprendió a propios y extraños cuando en el Día del Mar se “disparó” con la idea de unir en matrimonio a su hermano Evo con la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.
Al respecto “bolivia.com” informaba lo siguiente:
“La primera dama de Bolivia, Esther Morales propuso unir en matrimonio a su hermano, el presidente Evo Morales, con la mandataria chilena, Michelle Bachelet, cuenta en una publicación la agencia Ansa.
En entrevista con el semanario The Clinic, la mujer expresó: "felices pues allá (en Chile) que tienen a una mujer de presidenta".
Y preguntó enseguida ¿dicen que es soltera también? Entonces lo que hay hacer es unirlos a ella con el Evo, no ve que también es soltero", planteó riendo a carcajadas.
"Hay que casarlos pues. Bonito sería", expresó la mujer, a quien no le gusta que le digan primera dama.”
Hasta entonces nadie había pensado que doña Esther tuviese tan amplio sentido del humor, cualidad de la que carece Evo quien, al ser preguntado por los periodistas sobre la idea de su hermana, entre enojado y sorprendido, se limitó a decir: “No. Ella no puede decir eso.” Y pasó a otra cosa.
Todo indica que lo que dijo la señora Esther lo dijo en broma. Pero, así como a Evo no le hizo ninguna gracia el chiste, la singular propuesta fue tomada al vuelo por “analistas polìticos” algunos de los cuales, hilando muy fino, dijeron que tras la aparente broma de doña Esther había “gato encerrado” o, mejor dicho “un embrujo amoroso encerrado”. Según estos gurúes que siempre están a la pesca de cualquier chimento, un selecto grupo de yatiris aimaras habría volcado mágicos néctares de amor en el charango que Evo morales obsequió a la señora Bachelet un día antes de que ella asuma la presidencia de Chile.
Este encantamiento de efecto retardado, según la versión, se habría activado en el momento en que Evo entregó a Michelle ese instrumento de cuerdas. Los testimonios gráficos de aquel suceso, ampliamente difundidos por prensa y televisión, mostraron a Evo y Michelle sonrientes con el charango de por medio, y mostraron también el besito de despedida que ambos se dieron…en la mejilla, claro.
al conocr esa versión un amigo chileno que radica en Bolivia se desternilló de la risa y me dijo que todo era muy gracioso, pero que faltaba el final de esta historia de hechizo amoroso mediante charango. “Antes de que cada transmisión del mando en Chile –dijo- los recintos habilitados para encuentros de presidentes visitantes y el anfitrión son objeto de una “limpia” minuciosa no sólo por los servicios de seguridad e inteligencia del Estado, sino también por hechiceros mapuches quienes se las saben todas para neutralizar y contrarrestar maleficios, embrujos, encantamientos y macumbas, sea cual fuere su procedencia. Por tanto, si el charango tenía algo de eso, todo se esfumó durante la entrega del obsequio. ¡Chita la payasá! Michelle y Evo pueden vivir tranquilos, cada uno por su lado, sin temor ninguna pérdida de su preciado solterío.”
Y colorín, colorado…este cuento ha terminado.
MINUCIO
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