Saturday, April 22, 2006

FINALIDAD DE LA CONSTITUYENTE

ARMANDO MARIACA V.

Desde los primeros anuncios sobre la necesidad de convocar a una Constituyente, se han emitido infinidad de objetivos que tendrían la misma: “será para terminar con la pobreza, concluir con la crisis económica, crear empleo, dar tierra a los que no la poseen, no pagar la deuda externa, suprimir el déficit fiscal, dar fin a la dependencia, nacionalizar los hidrocarburos, fortalecer la economía, consolidar el poder de las organizaciones ciudadanas y pueblos indígenas, crear nuevas condiciones para el funcionamiento de partidos políticos” y una serie de otros espejismos o maravillas que, aún se dice, lograría ese proceso democrático.

La carencia de información oportuna, de clases didácticas en escuelas, colegios y universidades; la falta de programas especiales en los medios de comunicación, la poca o ninguna información sobre lo que significa el proceso y otros factores, han determinado que la mayoría de los ciudadanos no conozca ni entienda lo que significa la Constituyente, proceso que, no tendrá otro fin u objetivo que cambiar totalmente la Constitución Política del Estado de acuerdo a lo que señala la respectiva Ley de convocatoria y que fija, además, un total de 255 ciudadanos que intervendrán en el proceso de elecciones y, luego, pensarán, examinarán, estudiarán, redactaran los diversos artículos de la nueva Carta Magna o Ley de Leyes de la República.

La Constituyente no tendrá, pues, facultades milagreras que permitan – de la noche a la mañana – cambios estructurales ni institucionales en la vida de la República; menos – lo que creen algunos extremos – “refundar Bolivia” o “crear una nueva República” y, menos, atentar contra lo bueno que tiene el país y que requiere ser más armónico, más coherente con la realidad política, social, económica y hasta cultural; ese proceso no tendrá ningún carácter discriminatorio ni racista; no buscará hegemonías de nadie; buscará que la ley fundamental dé las pautas de lo que será la nueva legislación que tenga vigencia a futuro. Por todo ello, la importancia que tendrá el trabajo de los constituyentes será decisivo y terminante. Todo esto implica que quienes la compongan – representantes de partidos políticos, organizaciones ciudadanas, pueblos indígenas y otros – ahora que se conocen las listas de los diversos candidatos, tomen conciencia del papel que tendrán que desempeñar, de la importancia de la misión que se les encomendará y de la trascendencia de lo que decidan. Ellos, aún siendo sólo candidatos, están en la obligación de prepararse, de estudiar la actual Carta Magna y, en lo posible, compararla, compatibilizarla con anteriores textos.

El pueblo necesita ser informado, instruido sobre lo que es y significa la Constituyente; pero, en todo caso, muchísimo más quienes compondrán la misma institución de cambio que, en un total de 255 ciudadanos, tendrán una misión muy delicada, difícil y de gran responsabilidad. La labor y misión de las instituciones y, mucho más, de los medios de comunicación, hoy es vital en lo que se refiere a educar, ilustrar, formar criterios y opiniones sobre hecho tan necesario e importante. Para organizaciones que presentaron candidatos la misión es de mayor relevancia porque del conocimiento pleno de lo que es la Constituyente y sus objetivos dependerá mucho que la votación sea consciente y responsable.

Finalmente, si bien es preciso educar sobre este proceso, lo es en mayor grado diseminar y publicitar ideas, conceptos, criterios sobre lo que es la Constitución Política del Estado; demostrar cuán importante es la fuerza del Derecho – Constitución y leyes – para enfrentar a lo que implica el derecho de la fuerza – golpes de estado, imposiciones, privación de libertad, anulación de todos los derechos, manejo discrecional y arbitrario de los negocios del Estado – que, lamentablemente, han tenido vigencia con regímenes civiles y militares que fueron efecto de los golpes de estado o cuartelazos o revoluciones o cambios arbitrarios de gobierno o, como lo que tiende a adquirir “carta de ciudadanía” en nuestros días y que son los extremos como los bloqueos, las marchas, huelgas y otros hechos que atentan contra el pueblo y tienden a desestabilizar la institucionalidad.

La Constituyente es, pues, muy importante; pero, dentro de los marcos de realismo, de libertad, de un actuar honesto y responsable que se demostrará en el mismo proceso electoral de julio próximo.

- Comentarios al e-mail: boliviscopio@hotmail.com