Wednesday, April 12, 2006

¡ PESCOTIS !

Una acalorada guerra verbal se ha desatado entre altos dirigentes del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) y el opositor Poder Democrático Social (PODEMOS) a raíz de una carta instructiva dirigida por el vicepresidente del MAS, Zacarías Flores, a ministros, viceministros, directores generales y funcionario públicos, para que aporten a su partido el cinco por ciento de sus sueldos.

No se sabe cómo, pero un ejemplar de esa carta llegó a PODEMOS cuyos dirigentes nacionales, senador Walter Guiteras y diputado Fernando Messmer denunciaron inmediatamente ese hecho con ribetes de escándalo, acusando al MAS de recaudar dinero en la administración pública para financiar su campaña electoral de asambleístas constituyentes. Además calificaron ese hecho como una transgresión al Estatuto del Funcionario Público que garantiza la percepción completa de sus salarios a los trabajadores del Estado, tachando de ilegal cualquier exacción o descuento forzoso para beneficio de partidos políticos, sindicatos u otros.

En tono burlón Guiteras dijo que sólo al caer “!pescotis!”, (descubiertos con las manos en la masa) los masistas tratan de justificarse. Haciendo números el senador dijo que este descuento significará un ingreso anual de 50 millones de bolivianos ($us. 6.500.000) para las arcas del MAS y atribuyó a esta disponibilidad de dinero el empeño oficialista en revisar la Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente para eliminar la subvención estatal a partidos políticos y agrupaciones ciudadanas.

La denuncia de PODEMOS tomó por sorpresa a los masistas que no tuvieron tiempo para coordinar un libreto único de respuesta, lo cual motivo declaraciones contradictorias, unas negando y otras confirmando la autenticidad de la carta. El vicepresidente del MAS, Zacarías Flores, cuya firma y sello aparecen en el documento, negó categóricamente haberlo suscrito, insinuando que hubo falsificación. El vicepresidente de la República, Alvaro García Linera, calificó de apócrifa la carta y rechazó la denuncia de descuentos a los funcionarios públicos. Similar negativa surgió del vocero presidencial Alex Arteaga.

Por otro lado el diputado masista Gustavo Torrico confirmó la autenticidad de la carta “que refleja –según dijo- la transparencia del manejo de recursos propios de su partido”. A su vez, el senador Antonio Peredo, coincidió con Torrico y añadió que ese aporte del cinco por ciento “es sólo la mitad de lo que se cobraba antes”, pues hasta el año pasado todos los diputados y senadores del MAS contribuían con el diez por ciento de sus dietas.

Estas contradicciones fueron bien aprovechadas por el senador opositor Guiteras, quien anunció que pedirá un examen grafológico de la firma y rúbrica del vicepresidente del MAS, Zacarías Flores, para establecer en definitiva si la carta es auténtica o apócrifa. La posibilidad de un examen grafológico hizo que los masistas, finalmente, reconozcan al unísono la autenticidad de la carta, no sin antes despotricar ácidamente contra los dirigentes de PODEMOS a quienes restan autoridad moral para hacer denuncias.

La verdad es que siempre los partidos gobernantes han impuesto contribuciones forzosas a sus militantes en ejercicio de funciones públicas. Los habilitados en cada repartición pública se encargan de descontar el porcentaje destinado a la caja partidaria en el momento de pagar la planilla. Así fue siempre... y por lo visto seguirá siendo. El justificativo de que se trata de “aportes voluntarios” por parte de los militantes es cantaleta vieja en la que nadie cree.

Siendo esta la realidad en la política boliviana extraña que los masistas hayan armado este gran revuelo, como de gallinero con zorro adentro, ante la denuncia de PODEMOS, tratando de desmentir lo evidente e incurriendo en contradicciones ridículas del vicepresidente para abajo.

Quizás la explicación está en un comprensible afán del MAS para proyectar una imagen de cambio en el comportamiento político partidario tradicional. Aparecer ante la ciudadanía como un MAS trasparente, sin los vicios de los viejos partidos. Evitar ser visto e identificado como un MAS de lo mismo.

Sin embargo, esa proyección de imagen inmaculada requiere coherencia en las declaraciones y en las acciones. No es nada edificante que altos dirigentes masistas se den cabeza contra cabeza y reboten de contradicción en contradicción cuando surge un adversario y les grita “!pescotis!”.

Mentir y tratar de tapar el sol con un dedo es lo peor que se puede hacer en esa circunstancia.

MINUCIO

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