Tuesday, April 11, 2006

LA RENTA NO RECAUDA MAS IMPUESTOS PORQUE NO QUIERE

ARMANDO MARIACA V.

La tortura de todos los gobiernos es no poder recaudar más impuestos. Y la verdad es muy simple: la Renta no recauda más, simplemente porque no quiere y, al contrario, facilita la evasión, al permitir serie de acciones que están contra las leyes y son atentatorias contra la economía del país, la moral de la colectividad y el prestigio nacional.

Son varios los conductos por los que se violentan las leyes al no cobrarse impuestos. El primero y más grave es el contrabando. Este acto de corrupción – atentatorio contra todos los valores, contra las leyes y contrario a la moral y normal convivencia de la colectividad – es cometido por miles de personas y es justificado por muchas autoridades con el pretexto de “falta de empleo”. Se contrabandea automotores – que luego piden legalizarlos con rebaja de aranceles, impuestos, etc. y sin cobro de intereses ni multas –; se introduce al país todo tipo de mercadería de uso y consumo y abundan los “uyustus”, “miamicitos” y muchos centros de abasto con mercaderías de contrabando; por supuesto, nunca han faltado comerciantes legales que se han nutrido de este delito.

Los que no pagan impuestos, alegando razones como es el “régimen simplificado” (aunque manejen millones de dólares), las grandes tiendas y comercios instalados en mercados (caso de Achumani) donde no hay factura, las Plantas de Leche Pil, cuyos empleados dicen “no nos toca dar factura, tenemos tratos especiales”; infinidad de farmacias o ferreterías o negocios de toda laya que, muchas veces, acuerdan con el cliente: “con factura o sin ella” y rebajan entre un 5 y un 10% en los precios pero de todos modos “ahorran” una parte del impuesto, aunque previamente le hayan subido precio a lo que venden.

Otro es el caso de los empleados – con altos o bajos sueldos – que “compran” facturas hasta en inmediaciones de las oficinas de la Renta con tal de no pagar impuestos. Esos vendedores de facturas tienen el negocio seguro porque saben que los que perciben un sueldo – del sector público o del privado – están acostumbrados a esa forma de corrupción para no pagar impuestos y lo único que tienen que hacer es conseguir un “vendedor de factura” por el monto que se quiera. A la Renta, jamás se le ocurrió investigar estos casos o, por lo menos, verificar esas “facturas” y establecer su procedencia y dar con los que las compran y girarles las notas de cargo que corresponda, multas incluídas.

En Bolivia, por la acción de las propias autoridades, no se cancelan todos los impuestos, simplemente porque la Renta no quiere cobrarlos o, en muchos casos, permite el contrabando, la venta de facturas, los regímenes simplificados y, por supuesto, la forma más cómoda del “dejar hacer y dejar pasar” para que muchos sectores no cumplan con sus obligaciones con el fisco y se acostumbren a destruir la economía del país manteniéndose en las profundas “negociaciones de la corrupción” que es el rehuir el pago de impuestos sabiendo que se tiene que cumplir con el país.

Los intentos para “aplicar impuestos a los ingresos”, sólo han sido anuncios demagógicos y han caído por su propio peso. Han sido posturas peregrinas que no podían concretarse o, de aplicarlas, crearían anarquía impositiva mucho más grave de la que hoy se sufre. El mundo o universo impositivo podría ser muy amplio y efectivo en resultados; pero, será necesario que las oficinas recaudadoras actúen conforme a principios donde las políticas del “dejar hacer y dejar pasar” sean suprimidas totalmente. Por otra parte, se tendrá que evitar las consideraciones políticas, personales, empresariales o de cualquier otra índole por las que se ha permitido hasta no depositar en la Renta impuestos retenidos a terceros y que no perjudicaba al agente de retención. Otro sistema para evitar el pago de impuestos se presenta con marchas, manifestaciones, bloqueos y otros que “doblan el brazo” a las autoridades, éstas, por su debilidad, ceden a las presiones y tampoco pueden cumplir con sus deberes de impulsar e imponer el pago de gabelas al erario nacional.

Los impuestos son formas de cumplir con el bien común; es el mejor medio de mostrar virtudes morales y es, sobre todo, tener conciencia de país. Engañar al fisco es traicionar al país conculcando sus derechos; es, además, la mejor forma de evitar el desarrollo y el progreso sostenido que todos ansiamos.

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