Friday, September 30, 2005

BOLIVISCOPIO CULTURAL

Por: MARIO D. RIOS GASTELU

Las galerías de arte de La Paz, dieron espacio a inquietudes juveniles y a ideas maduradas en el trabajo cotidiano. Pintura, dibujo y cerámica, marcaron referencias del nivel actual de la plástica. Todos, sin embargo, merecen atención de quienes seguimos el acontecer cultural, pues las expresiones llamadas del espíritu, dan sosiego a una ciudad anárquica, caracterizada por el vocerío de los políticos y el descontento permanente del pueblo.

EUSEBIO CHOQUE

Los dibujos de Eusebio Choque, aún permanecen en los moldes de su primigenia creación, sin embargo, ahora, hay que destacar la perfección de los dibujos coloreados con la técnica del pastel. Son las figuras estáticas de campesinos dotados de la vestimenta tradicional, fuente de referencia para la inspiración del artista.
En efecto, Choque dibuja campesinos de distintas regiones del país, todos ataviados con trajes característicos de sus respectivas regiones, donde no está ausente lo ornamental, reflejado en la confección de los tejidos, manantial inagotable del arte de los textiles.
Las figuras de campesinos llevadas a los lienzos y otros materiales de trabajo, permanentemente han sido dibujadas de espaldas al observador. Esa tendencia motivó una serie de reflexiones en quienes siguen con interés la labor de este artista. Unos decían que no se ven los rostros para “no mostrar la miseria del hombre del campo”. Otros encontraban una forma de demostrar el resentimiento indígena hacia una sociedad excluyente, pero la verdad de todo es que Choque “explota” la belleza de los textiles luciéndose en las espaldas de los indígenas: matices, escala de colores, combinación en los tonos, equilibrio en las formas, mensajes en los diseños y muchos más. Por eso el artista pinta las espaldas de sus “modelos” pues encuentra insuficiente el atavío visto de frente, donde resaltan sólo ganchos, cuerdas y blusas ajenas a la tradición del vestir indígena y alejados del color de la tierra y sus dioses. Todo fue aplauso en la galería Taipinquiri.

JUAN CARLOS ACHATA

Es un nombre consagrado en la plástica boliviana. Sus anteriores exposiciones fueron referencia del sentimiento profundo hacia la madre tierra. La idea fija en las montañas, en los mitos andinos y en una visible demostración de esoterismo llevado al óleo, el dibujo, la acuarela y otras técnicas.
En el salón Cecilio Guzmán de Rojas, vimos sus últimas creaciones. Con la técnica de la acuarela, Achata creó una serie destinada a la hoja de coca. Desde el punto de vista de ojos críticos, no cabe otra palabra que ponderación para el tratamiento de una de las técnicas más difíciles de la plástica. También el sentido espiritual que mueve al artista al recrear su obra en rostros de tierna mirada o en un atisbo de incertidumbre, confirman el sitial de su inteligencia.
Las verdes hojas lanzadas al viento vuelan como las ideas. Los niños las contemplan. Los hombres las bendicen.
En Achata prevalece el gozo de llevar a sus cuadros lo tradicional. Destinar colores y formas a todo aquello que se lleva dentro de uno con el toque espiritual, o con el respeto a un pasado de armonía vivida, exaltaciones que le torgan fuerza a sus pinturas, porque ellas dan sensación de haber sido creadas con los tintes del vientre de la tierra.

JUDITH CAMPOS – MANUEL TINTA

Cuando la cultura recoge nuevos nombres, nace una esperanza, como los sueños que aún no tienen horizonte. Así, dos jóvenes pintores llegaron al Museo de Arte Contemporáneo Plaza, con una propuesta plástica impregnada de ternura. La serie de Campos y Tinta, fue denominada Colores de ternura, síntesis de dos proyectos de acercamiento a la ilusión.
En estos pintores hay un contacto motivado por el amor a lo bello, pues bello es un paisaje, como lo es una muñeco. Por cierto que las pinturas no tienen el nivel de los consagrados, pero están en la senda de aquellos que pueden llegar a la meta del éxito.
El camino aún es largo, no obstante de haber indicios para encontrar el fin deseado.
Los muñecos de Campos tienen el rostro de lo anunciado: ternura. Los paisajes de Tinta, recrean la vista en la original manera de presentar un pueblecito con su capilla y sus piedras. ¿Cómo las crea el novel artista? Con elementos de la naturaleza y con los del uso casero. Aquí prima la idea, prima la originalidad y la carga emocional que hace posible exponer ternura, aún con piedras de lana.