Friday, September 30, 2005

LEGISLADORES SORDOS Y CIEGOS

"No hay peor sordo que el que no quiere oir" dice un refrán popular que hoy cae como anillo al dedo a los diputados y senadores de la República.

En efecto, pese a las clamorosas peticiones, demandas, exhortaciones y súplicas que les llegan desde todo el país, instándoles a solucionar el problema de la redistribución de escaños que amenaza frenar las elecciones generales, ellos permanecen indiferentes, de brazos cruzados, calentando sus curules. No se les mueve un pelo.

El fallo del Tribunbal Constitucional que borró de un plumazo el artículo 88 del Código Electoral, relativo a la composición de la Cámara de Diputados con 130 miembros y a su distribución por departamentos, previendo variación de este número sólo después de cada censo nacional, los ha dejado paralizados.

Así, permanecen inmóviles como bloques de hielo en lugar de trabajar intensamente, día y noche, para consensuar, redactar y aprobar un nuevo texto del artículo 88 que satisfaga las expectativas regionales, disipe las tensiones y posibilite la realización de las elecciones generales en la fecha prevista: el 4 de diciembre próximo.

Se hallan entrampados en el absurdo razonamiento de que para aumentar escaños a unos departamentos necesariamente hay que quitárselos a otros, a sabiendas de que hacer eso motivaría grave enfrentamiento entre regiones y echaría por la borda el proceso electoral.

No quieren entender que se puede fácilmente, sin lastimar a ninguna región, incrementar seis diputados a los departamentos cuyas poblaciones crecieron. Sólo es preciso flexibilizar el tope de 130 miembros en esa cámara, de modo que tras cada censo de población (10 años)este número pueda aumentar sin quitar diputados a ninguna región. Ahora, por ejemplo, subiría a 136.

El Congreso, en virtud de los consenso polìticos y las leyes interpretativas puede hacer todo menos cambiar el sexo a los ángeles. Ya lo ha demostrado. Los actuales diputados y senadores han conculcado la Constitución repetidas veces en lo que va corrido de su gestión. Ahí están las leyes interpretativas, entre ellas la última, de julio pasado, que posibilitó la convocatoria a elecciones generales.

Curiosamente, ahora, esos mismos diputados y senadores que no tuvieron ningún empacho cuando violaron la Constitución, se rasgan las vestiduras clamando respeto a la Carta Magna. Más aún, algunos de ellos, que aprobaron en calidad de levantamanos, a fardo cerrado y sin decir ni pío, las leyes hoy satanizadas, tienen la desfachatez de presentar recursos de inconstitucionalidad contra esas mismas leyes ante el Tribunal Constitucional. Carecen absolutamente de autoridad moral para hacerlo.

¿Por qué esa actitud de los parlamentarios? La respuesta es simple. Su actitud está motivada por intereses partidarios, para prolongar la vigencia de sus agónicos partidos en el Congreso. También por intereses personales y por afán de lucro, para continuar percibiendo jugosas dietas el mayor tiempo posible, mejor si hasta el año 2007.

¿Quiénes saldrán ganando con la suspensión de las elecciones del 4 de diciembre?. Los diputados y senadores; sólo ellos, mientras el pueblo todo perderá.

Sí. Los parlamentarios están sordos. No oyen el clamor del pueblo. Pero, además están ciegos, porque no avizoran la gran convulsión social que sobrevendrá si se pone un dique al cambio en democracia frenando las elecciones de diciembre.

MINUCIO

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