Sunday, September 18, 2005

TERCER POEMARIO DE OSCAR MORAES

MARIO D. RIOS GASTELU

El médico y escritor Oscar Moraes presentó en el Centro Cultural Taipinquiri, su tercer poemario, inspirado en sus experiencias profesionales.

En Oscar Moraes, surgen dos realidades que definen una existencia intelectual entregada a la ciencia y a la literatura. Son vertientes que no se limitan a un quehacer personal, pues dadas las características de ambas, nos pertenecen a todos. La medicina como primera vocación a servicio del ser. La poesía como aptitud nacida en la espiritualidad. Ambas nos pueden conmover. Aquella se ubica en el tiempo pasado, sin penas ni nostalgias. Ésta, es el encuentro con el otro ser, el íntimo, el actual.

El neurocirujano/poeta, Moraes, entrega a los lectores su nuevo libro de poesías, “Mutatis Mutandis”, en el que irradia lo trascendental de la existencia humana, fiel a dictados de su propia imaginación y a la manera particular de ver cómo transcurre el tiempo. Así, el ojo clínico del diagnóstico cede a la reflexión humana, y la voz que se escucha, es una constante mutación por el contacto del hombre con el microcosmos y el macrocosmos. Con los seres inmateriales y el infinito. Con la materia cierta y la palabra. Con las ilusiones y las desventuras.

Quien haya leído sus anteriores poemarios: Phasmata y Poemas Insólitos, no habrá dudado del profundo sentimiento que inspiraron aquellas estrofas, en algunos casos, como una especie de materialismo, propio de quien ejerce una profesión muy cerca del cuerpo humano, y una suerte de ensoñación cuando cambia el bisturí por la pluma.

La rica imaginación de Moraes crea una poesía de atmósfera y desahogo. Revela juegos de luz y de sombra en claroscuros destinados a la exaltación del amor del poeta hacia las criaturas vivientes, a los seres irreales y al entorno que es su fuente de inspiración.

Recrea su mirada en ángeles sin alas: es la sonrisa del alma. Presiente seres inmateriales: Tal vez no lo ven, tal vez no sienten su caminar. Sin embargo, no deja de asomar la imagen de un ser, que por su comportamiento se hace cierto, tangible. Canta su voz a unicornios y silfos; a ninfas y sátiros; también a serafines y querubines, en un escenario de fantasía.

Moraes es un poeta de nuestro tiempo, es decir, moderno. Su verso motiva una relación entre lo poético y lo filosófico, producto de un meditar en un medio delicuescente donde Kant ha hecho que la Razón sea/ la más ingenua de las utopías.

Compartir la lumbre de la poesía de Moraes, permite ahondar nuestra afinidad hacia las palabras y comprender el sentido de la vida, por recrearse el verso en la mente de un médico. No todo es materia inerme. No todo es ilusión. La conjugación verbal, hace posible el milagro de acercarnos a lo desconocido. Penetrar en el universo de lo incierto, o borrar las dudas. El bardo es el Peregrino de ensueños inmerso en la contemplación de un ayer ilusionado, hoy transformado en realidad: En otro tiempo no fue lo que es ahora/ en ese tiempo soñaba en lo que ahora es. La poesía se torna más sentenciosa que reflexiva, sin ser ajena a la presencia de fenómenos naturales, seres y objetos que agudizan la imaginación del rapsoda: No sonreía, sus ojos ofrecían el tono plomizo de ciertas tardes/ que anuncian la tormenta.

Allí se concentra una forma de inquietud surgida del mensaje, comparable a cierto tinte de horas tormentosas, donde la metáfora juega con el lector una posibilidad de acercamiento a las ideas profundas del escritor, pues el medio y el poeta que habitan en él, ven de manera distinta el entorno y sus sorpresas, el contexto y sus encantos, así, el aullar del viento, es una voz exterior fundible con otras expresiones que marcan el diapasón de sus días para referirse al camino, a la piedra, al genoma, El primero de ellos, una ruta en la vida. Lo lítico, en la presencia permanente del ayer en los días actuales. La Genética, como una diáfana luz patrimonial. Por el contenido del poemario, se deduce que realismo y surrealismo, están ubicados en el tiempo, en ese ir y venir que es existir, pensar, soñar, amar o sea que la espiral de la vida se cobija en la espiral del tiempo como reflexiona el bardo.

La lectura del poemario “Mutatis Mutandis”, nos pone frente al lenguaje interior del vate. Es un dialogar en el silencio, hasta que encuentra el eco en la palabra escrita, mensajera de ensueños, inquietudes y fijaciones que, en la vida, consuelan o atormentan.