ARMANDO MARIACA V.
El Presidente de la República aprobó el decreto por el cual se da solución al problema de los escaños; hizo lo que parlamentarios – por egoísmo, incompetencia e irresponsabilidad – no pudieron hacer en más de cinco semanas. Esta es una verdad que hiere la conciencia de todos los bolivianos que han sido testigos de conductas nada dignas de senadores y diputados que – así lo han demostrado – sólo defendían sus cargos asegurándolos hasta el año 2007; en casos, respondían sólo a intereses creados de grupos que cumplían consignas políticas o de entidades cívicas y algunos dirigentes sindicales que no querían elecciones.
La solución dispuesta por el Poder Ejecutivo resulta – en las actuales circunstancias – la más racional, consecuente con la Constitución Política del Estado y, podría decirse, hasta transaccional en una crisis que tendía a prolongarse y que podría haber determinado problemas muy graves para el país, hasta el extremo, ya anunciado por radicalismos político-sindicales, de promover enfrentamientos que culminen en golpes de Estado o, peor, en una división del país. Ante todo lo ocurrido, la ciudadanía concuerda en que resulta inexplicable cómo senadores y diputados plurinominales designados “a dedo” por sus partidos, conjuntamente 68 diputados uninominales, elegidos por el voto popular pero que igualmente han obedecido consignas político-partidistas, no hayan podido ni querido arribar a soluciones y sólo han sido instrumentos de fines retrógrados como son el regionalismo, el separatismo (consigna de pocos, poquísimos ciudadanos), la división, los complejos, la mezquindad y el egoísmo llevados a los peores extremos que, de todos modos, han colocado a la República en grave peligro.
Habrá elecciones, la nueva fecha: 18 de diciembre; pero ... ¿Todo lo pasado servirá para que los partidos políticos depongan sus actitudes irresponsables y mezquinas? ¿Convendrán los comités cívicos en entender que la unidad nacional es importante y necesaria para todos? ¿Tomarán conciencia de país empresarios, dirigentes sindicales y de otras organizaciones que adoptan posiciones egoístas tan sólo impelidos por sus conveniencias? Lo ocurrido, ¿no debería ser un toque de alerta para todos a objeto de retomar valores, acrecentarlos y colocarlos al servicio de la Patria? ¿Sopesaremos todo lo negativo que hemos vivido y sufrido y tendremos el coraje de reconocer nuestras culpas y, contritos, decidir el cambio hasta tomar conciencia de país y entender que sólo unidos y hermanados podremos vencer a la pobreza y al subdesarrollo?
Las elecciones del 18 de diciembre serán, de una u otra manera, una prueba a la que todos seremos sometidos; pero, muy especialmente, a quienes tienen poder político, social y económico cuya responsabilidad frente a los intereses del país no tiene límite. Hemos vivido momentos difíciles porque las consecuencias de la irresponsabilidad fueron causa de zozobra, angustias y hasta desesperanza que sufrimos. Quienes fueron protagonistas, como autores e intelectuales y materiales de todo ello, tienen una deuda con el país y es de esperar que cambien de conducta, que entiendan que Bolivia es Patria de todos y que nadie, por poder económico, político o social que tenga, es dueño de la República y puede disponer de ella a gusto, sabor y capricho personal o de grupos minúsculos como son los partidos políticos y sus parlamentarios, las organizaciones cívicas, los grupos sindicales o sociales; todos ellos, juntos, no significan ni el medio por ciento de toda la población boliviana que, en su 99 ½ % exige respeto, consideración, honestidad y responsabilidad.
La Corte Nacional Electoral, conjuntamente las Cortes Departamentales, son, seguramente, las entidades que han llevado adelante todo el proceso de preparación de elecciones y han confiado en que, más temprano que tarde habría solución a la distribución de escaños; llegó el remedio y, por ello mismo, el proceso electoral será realidad como en el pasado inmediato desde el año 1991, como todo el proceso que implique consolidar la Democracia y, si posible, dar los pasos iniciales para que se abran las conciencias de la concordia, la unidad, la fraternidad entre todos.
Es de esperar, luego de la solución dada por el Poder Ejecutivo, que tanto parlamentarios como políticos entiendan la inutilidad de sus esfuerzos por postergar soluciones. Ojalá que, a partir de estos días, actúen con la sindéresis, la honestidad, conciencia de país y responsabilidad que exige el servicio a la Patria.
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