Tuesday, November 22, 2005

¿ QUÉ ESPERA EL PAÍS DE LOS CULPABLES DE LA CRISIS ?

ARMANDO MARIACA V.


Con la solución salomónica dada por el Presidente Eduardo Rodríguez a la crisis de los escaños y que permitirá la realización de elecciones el próximo 18 de diciembre, parece que la crisis política que se desencadenó hace más de cinco semanas, estaría solucionada, pese a las reacciones de diverso tipo tanto de muchos políticos como de “cívicos” y otras entidades que, bien se sabe, defienden sólo intereses privados y de grupo.

Aunque remediado el problema de los escaños, para el pueblo que razona con sentido de país tratándose de política, aún falta saber cuál será el comportamiento de los partidos políticos y sus representantes que actúan en el Parlamento y que se encuentran aferrados a sus cargos que les proporciona poder económico, político y social. El pueblo quiere saber también que piensan y cómo actuarán los llamados “comités cívicos” que, atenidos a su soberbia y petulancia, también sólo piensan en sus conveniencias y posiciones personales, en cálculos a futuro, en regionalismos, confrontaciones y muchas formas de dividir a la familia boliviana. Por otro lado, qué piensan grupos sindicales cuyos dirigentes usan a sus mandantes y no toman en cuenta las conveniencias del país para generar riqueza, crear empleo y mejorar los actuales cargos o empleos que se hacen deleznables, inseguros y alejados del respeto y consideración que se debe tener por el ser humano que, en muchos casos, se lo tiene aferrado a contratos lesivos a todo principio de humanidad.

Interesante sería conocer cuál es el pensamiento de muchos empresarios que están lejos, muy lejos de sentimientos de bien común, humanidad y una doctrina social que vea con equidad, ecuanimidad, y hasta algo de justicia, la situación de los desposeídos, de los que no tienen empleo, de los que están en la “cuerda floja” porque el contrato ocasional, circunstancial, momentáneo está a punto de vencer. Qué harán los empresarios que siempre están a la espera de lo que haga o diga el gobierno de turno y, en su mayoría, no apelan a su propia iniciativa, inventiva, sentido común para invertir, exportar, producir más, ampliar instalaciones, etc., etc. Qué piensan con relación a la aún lejana posibilidad de que haya estabilidad política, social y económica acompañadas de garantías de que la Ley será para todos y tendrá la fuerza que da el Derecho (la Constitución y las leyes) frente a los desbocados e irresponsables que buscan el imperio del derecho de la fuerza utilizado por los extremismos y radicalismos que, en Bolivia, han probado el sabor de los peores extremos a costa de un pueblo paciente pero que nunca pierde las esperanzas.

Cuál será el pensamiento y hasta el ideario de quienes siguen haciéndose ilusiones con relación a lo que podrán disfrutar en el futuro con el gobierno que suba, sin importar quién sea. Qué beneficios conseguirán tan sólo con hacerse los áulicos, los que “saben todo” y pueden aconsejar a todos, pero pasando facturas que, más a la corta que a la larga, resultan muy onerosas para el país. Qué pensarán y creerán quienes adopten posiciones radicales en algunos medios de comunicación y actúan sólo en provecho de grupos definidos y, por supuesto, utilizan ese gran poder sin responsabilidad.

Finalmente, quienes tienen poder político, económico y social ¿tomarán conciencia de país? ¿Actuarán siquiera con un mínimo de sindéresis, honestidad y responsabilidad? Las preguntas que se hace el pueblo son infinitas y, dentro de ellas están incluídas aquellas que definen a algunos parlamentarios que, obnubilados por su egolatría, pedantería, estupidez e irresponsabilidad, aún creen que podrán “trancar” las elecciones recurriendo al Tribunal Constitucional estrellándose contra el sistema electoral porque tienen que buscar víctimas propiciatorias que satisfagan su soberbia y petulancia. Ojalá que el país no tenga que enfrentar situaciones problemáticas como las que vivimos hasta hace poco y que hoy, lamentablemente, muestran aún nubarrones que podrían dañar la Democracia siempre perfectible pero que es el único sistema de gobierno y de vida en libertad que puede regir en nuestro país.


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