Cuando parecía que el conflicto por escaños parlamentarios había sido resuelto definitivamente con la redistribución que hizo el Poder Ejecutivo, abriendo cauce a la normalización del proceso electoral, una diputación uninominal brotó como manzana de la discordia entre campesinos de Potosí y la Corte Nacional Electoral, degenerando en bloqueo de caminos que ha paralizado el transporte vial entre tres departamentos y amenaza crecer como la espuma si este fin de semana no surge una solución.
El departamento de Potosí, como se sabe, resultó afectado con la reducción de una diputación, hecho que fue aceptado por sus habitantes a disgusto, pero aceptado al fin. Su bancada de 15 diputados (8 uninominales y 7 plurinominales) quedaba reducida a 14 habiendo quedado en manos de la Corte Nacional Electoral definir sobre cual de estos grupos caería el recorte.
Obrando en sujeción al Código Electoral la Corte Nacional redujo a Potosí una circunscripción electoral uninominal por lo cual automáticamente resultó también uninominal la diputación perdida. La nueva distribución de los 14 sería de 7 uninominales y 7 plurinominales. Esa fue la gota que colmó el vaso.
Las comunidades campesinas del territorio afectado alzaron el grito al cielo, rechazando categóricamente tal decisión y exigiendo que se mantenga su circunscripción territorial y la diputación uninominal correspondiente a cambio de restar una plurinominal, lo cual dejaría a Potosí con 8 uninominales y 6 pluris.
Cuando la Corte respondió que eso no es posible, los campesinos de Potosí optaron por radicalizar los bloqueos de caminos, amenazando con cortar el abastecimiento de agua potable a Sucre, capital de la República, y advirtiendo que enfrentarán a la Policía o el Ejército si éstas interfieren en las presiones. Así están las cosas.
Si la Corte Nacional Electoral se aferra a la letra muerta del Código Electoral no habrá solución a este conflicto que podría agravarse hasta extremos imprevisibles, pudiendo obstaculizar incluso las elecciones generales de diciembre. De ahí que sea menester pensar en alguna salida heterodoxa, parecida al Decreto Supremo que apagó el incendio de los escaños.
¿Cuál es la diferencia entre diputados uninominales y plurinominales? Que los primeros son elegidos directamente mediante voto popular en las circunscripciones territoriales respectivas, mientras los segundos son escogidos “a dedo” por sus partidos políticos. Cualitativamente los “unis” están muy por encima de los “pluris”desde el punto de vista de representatividad democrática.
Desde esa óptica se justifica la protesta de los campesinos de Potosí y su furioso rechazo al borrón de la circunscripción territorial a la que pertenecían y a la pérdida de su diputado uninominal. Lo racional sería que tratándose de restar diputados en cualquier región la reducción afecte al grupo de plurinominales, nunca a los uninominales. Porque, en verdad, todos los plurinominales son prescindibles, pues el origen de su representación es político-sectario. Ellos llegan a ser diputados tomados de la cola de los candidatos presidenciales por quienes realmente vota el ciudadano favoreciendo de rebote a los “pluris”.
En lugar de prolongar este conflicto que sólo podrá resolverse atendiendo favorablemente la demanda de los campesinos de Potosí, la Corte Nacional Electoral tendría que proponer al Poder Ejecutivo un proyecto de Decreto Supremo que en formato legal reste a Potosí una diputación plurinominal de las siete que ahora tiene, dejando intactas sus ocho circunscripciones y diputaciones uninominales.
Sería una locura que habiéndose resuelto ya el gran conflicto de la redistribución de escaños, comparable un gran turbión, terminemos ahora ahogándonos en un vaso de agua.
MINUCIO
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