MARIO D. RÍOS GASTELÚ
Estamos a dos semanas de las elecciones para presidente de la República y prefecto departamental. El ambiente preelectoral se mueve en medio de la llamada “guerra sucia”, amenazas de tomar el Poder por la fuerza, insultos personales, bajezas propias de gente ignorante y las consabidas promesa de candidatos.
Hasta el momento nadie habla de impulsar la Cultura en el país. ¿Pero qué significa esto de la Cultura de un país? No se vaya a pensar que Cultura es sinónimo sólo de presentaciones musicales, histriónicas o producción de literatura. Cultura es cultivo de la mente. Una mente cultivada, sí, puede ingresar en el ámbito del arte, generalizado en actividades destinadas a la bellas artes, la composición, la dramaturgia, los sonidos del flamante siglo XXI (próximo a iniciar su sexto año) y, en fin, todo aquello que proviene del espíritu y la mente creadora.
Sin embargo, para esos logros, no basta la inteligencia o la iniciativa de las personas, pues lo primordial e impostergable radica en la formación intelectual del individuo.
En ese sentido lo prioritario es la Escuela. Me refiero, por tanto, a que el pueblo para lograr su destino –mejor sus metas—necesariamente debe estar capacitado. La formación integral de las personas radica en una adecuada orientación desde la escuela, el colegio y la universidad. Los profesionales, sin duda, serán los que tengan las llaves del éxito de cualquiera que sea la nación que habitan, pero como se trata de nuestra nación, el clamor está en comenzar por el principio (vale la redundancia) y no caer en el craso error de “capacitarse” porque el cargo asumido así lo exige.
Ninguno de los candidatos actualmente en pugna, presentó un programa destinado a la Educación del pueblo, por tanto, los analfabetos, seguirán bloqueando calles, apedreando edificios, destrozando la propiedad privada y obstaculizando el desarrollo del país.
La muestra más patética se da en aquellos estudiantes de normales que recorren las calles insultando con palabras soeces, apedreando y maltratando el ornato público. ¿Ellos serán los orientadores de los futuros profesionales ?
Otro sector amenaza, insulta, denigra y pide que se les de aquello que mejor les parece. Son del servicio de Salud. Vaya desgracia mayor. Sin Educación y sin Salud, no hay pueblo que pueda avanzar, por tanto lo único que se debe exigir a los Jefes de Estado y demás autoridades es comenzar por educar al pueblo, destinar los recursos que sean necesarios para contar con inmuebles dignos de todo estudiante y, ante todo, maestros idóneos, responsables y conscientes de la misión que asumen al dejar las aulas de formación intelectual superior. Aquello de “mente sana en cuerpo sano” debe considerarse, no como un slogan, sino como una realidad. Sobre un cuerpo sano puede mantenerse una mente sana, pero si el cuerpo está enfermo, se derrumba la cabeza. ¿Cómo está la mente de los trabajadores en salud?
Nada de eso tenemos en la actualidad. Los maestros que desfilan por las calles pidiendo mejores salarios, no responden ni en un cincuenta por ciento a una formación profesional exigible para orientar a la niñez y a la juventud.
Por otra parte, un pueblo sin salud para enfrentar las vicisitudes de la vida, no puede estar dotado ni para el estudio ni para dirigir a nadie. Educación y Salud, tienen prioridad para llevar adelantes los demás programas de gobierno.
Pro ninguno de los candidatos se detuvo a pensar en este delicado punto, por tanto ¿qué podemos esperar de cualquiera que sea el futuro presidente de Bolivia?
Es cierto que existen varios factores que inciden en la deficiente educación del pueblo. El costo de los libros, por ejemplo. Si hubiera una manera de abaratar costos de los textos de estudio y en general de todos los libros, es probable que el estudio no tendría tantas dificultades ni pretextos para justificar la mediocridad. “Un pueblo que lee, es un pueblo que sabe”, dijo uno de los grandes pensador de la humanidad.
Por tanto, a Bolivia no se le abre un panorama claro respecto al futuro, y esto, no es ubicarse en el pesimismo. Costará mucho ( no sólo cinco años de gobierno) muchos más, para “enderezar la ruta del conocimiento.
¿Será que “pan y circo” son suficientes?