Sunday, October 16, 2005

BOLIVISCOPIO CULTURAL

CELEBRA BODAS DE PLATA LA ORQUESTA
EXPERIMENTAL DE INSTRUMENTOS NATIVOS

Mario D. Ríos Gastelú

Hace 25 años, el teatro municipal “Alberto Saavedra Pérez” se estremecía con los sonidos de tarkas, mohoceños, quenas, sicus y percusión, ejecutados por músicos divididos en cinco secciones de la entonces llamada Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos dirigida por Cergio Prudencio. Las melodías de “Cumbres” de Oscar García inundaron, inauguralmente, el coliseo paceño ante un público sorprendido por la revolucionaria interpretación, acorde con las características de la música del siglo XX impulsada en Europa por Varese, Bartock y Schoemberg.
En estos día de celebración de las bodas de plata de la orquesta que dejó de ser experimental tras lograr su meta y consagrarse en escenarios nacionales e internacionales, tengo la satisfacción de no haberme equivocado, hace cinco lustros, cuando escribí en las columnas del desaparecido matutino “Ultima Hora”, que la obra iniciada por Cergio Prudencio llegaría a imponer los sonidos de vanguardia.
El tiempo transcurrido no borró aquellas inquietudes del joven músico y aún perduran en el recuerdo esos sonidos de “Amtasiñani” y “La Ciudad”.
La música concreta ya aceptada en el viejo continente, aún tiene en Prudencio a un representante en América, llevando la armoniosa carga de sus conocimientos, sus creaciones y la amplia divulgación del sonido folclórico boliviano, hacia nuevos escenarios donde las presentaciones motivaron elogios esperados.
En estos días de celebración, también queda en la memoria la actividad paralela del taller “Arawi” que reunió a personalidades de nuestra música elevada a la categoría de Música Concreta con raíces seculares. Al nombre de Cergio Prudencio, se sumaron los de Oscar García, Willy Posadas y César Junaro, cuarteto que se dio a la labor de difundir música heredada de nuestros antepasados, en una dimensión insospechada, no sólo por la aceptación de los oyentes, sino por la prolongación de las tradiciones. Ese ha sido, y es, el mayor mérito de Prudencio y sus músicos y de los que lo acompañaron en los 25 años hoy celebrados por la orquesta.
No se puede pasar por alto el recuerdo de la primera reacción que tuvo cierto sector del público en la noche debutante de la orquesta, pues se sintieron decepcionados al no escuchar las melodías de taquiraris, cuecas y bailecitos, interpretadas con el acento tradicional. Para ese mínimo sector del público, la velada frustraba sus esperanza, pero la mayoría del público y, particularmente para los profesionales del arte del sonido, el concierto resultó ser trascendental, revelador y referencia de un futuro ya consolidado.
En un medio donde la cultura es en lo último que piensan los gobernantes desde que Bolivia nació a la vida independiente, es mil veces loable lo alcanzado pro Cergio Prudencio y su elenco musical, en una lucha sin desmayos llevada a un éxito que corona sus aspiraciones y de quienes aplaudimos en cada una d elas presentaciones.