Friday, October 14, 2005

COMENTARIO: "DEMOCRACIA FRUSTRADA"

Un lector de Boliviscopio, el señor Máximo Clavijo (maxclavijo@mindspring.com)
nos ha reenviado un artículo que él considera “muy interesante y para pensar”. Agradecemos su gentileza y lo reproducimos a continuación:

DEMOCRACIA FRUSTRADA

Manfredo Kempff Suárez*

Si en Bolivia no se impone un gobierno fuerte que salve a la democracia en las próximas elecciones, se impondrá, en breve, un gobierno de fuerza, que es cosa bien distinta. El gobierno de fuerza se conformará en las calles con la población en armas, o saldrá, en última instancia, desde los cuarteles, para evitar que el país desaparezca. Dirán que esto es una exageración, que es alentar el golpismo, ¿pero acaso no hemos padecido ya dos golpes civiles en dos años? ¿Acaso no se anuncian otros? Algo más: ¿no están las huestes de Evo Morales manifestando voz en cuello que su candidato será presidente gane o pierda en las urnas? ¿No dicen ellos mismos que no van a respetar el voto parlamentario si les es desfavorable y que gobernarán con una Asamblea Constituyente que todavía no existe? Eso sólo se detiene con un gobierno fuerte de clara mayoría.

Algunos en Bolivia se llenan la boca elogiando el sistema democrático. Da muchos beneficios hablar de las virtudes de un sistema de libertades ciudadanas cuando se sirven de él. Sin embargo, año que pasa, año que Bolivia está peor. Año que transcurre, año que existe más desorden, más bloqueos, menos empleo, más miseria, y que lo único que crece es el odio y el resentimiento. Estamos, sin saberlo, en medio de una verdadera revolución inédita: desintegradora, anárquica, analfabeta, sin rumbo.

Si no hay un gobierno fuerte vendrá uno de fuerza, para acabar con esta revolución artera, silenciosa, destructiva, o Dios no lo permita, para instaurarla de una vez, si gana el MAS. No puede existir un país donde cada uno hace lo que le da la gana. Empezando desde el Parlamento, y siguiendo con una justicia que es para echarse a temblar. Ambos poderes del Estado tienen a la nación en vilo, sin siquiera la seguridad de que se lleven a cabo los comicios, porque se burlan de la ley. El tema de los escaños, por ejemplo, es algo deplorable, un desacato absoluto.

Andamos mal. Somos una potencia gasífera que no puede llenar ni las garrafas para su consumo diario; un país despoblado cuya mayor exportación es su gente; una nación rica en tierras pero que se las avasalla abusivamente; somos quienes viven de créditos, donaciones, condonaciones, y dejan escapar ventajas salvadoras de acuerdos de libre comercio. Y donde va germinando un malestar regional que desmiente lo del orgullo pluricultural y multilingüe.


23 años en democracia es, casi, una generación democrática. Quiere decir que ya se debió haber aprendido a vivir en libertad y orden. ¿Qué pensarán sobre las bondades democráticas los que ahora tienen entre 25 o 35 años, que es la mayoría laboral? ¿Qué se les ofrece para aplacar su ira a quienes no tienen futuro? ¿De qué se les puede culpar si su instinto natural es la pedrea, el bloqueo y el tumulto? ¿Acaso han conocido otra cosa?

*Manfredo Kempff Suárez
es escritor y diplomático